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lunes, 28 de mayo de 2012

Qué quieres, me gusta disfrazarme de princesa.

De verdad te digo que a veces me entran ganas de mandarte a la mierda. Te veo, pasando de mi culo como si no te importara, y te juro que se me cae el mundo. Me dan ganas de llorar, de gritar, de chillar y de ir corriendo hacia ti y darte cuatro hostias bien dadas. Pero no puedo. No puedo hacer nada de eso. Se supone que soy una señorita, aunque disfrazada. No, yo sólo puedo poner buena cara, sonreír, y callar la boca con un piquito atravesado, que en ocasiones ni llega. Qué poco romántico eres. Verás, te seré sincera. Te quiero, me encantas. Me vuelves loca. sé que me quieres, pero de un modo distinto que yo a ti.  La verdad, me encantaría ser como esas parejas felices que se ven en la televisión, que caminan por la calle cogidos de la mano, mirándose, sonriendo el uno al otro, ya sabes; esas veces que no hace falta decir 'te quiero' de lo enamorado que se está. Mira, no sé lo que pasa por esa cabeza. Parece que no te das cuenta de lo mucho que sufro, de lo muchísimo que me molesta que no me prestes atención. Sí, te quiero solo para mí. ¿Qué se le va a hacer? Me gusta disfrazarme de princesa en mi casa, pintarme los labios de un rojo pasión, recogerme la melena en un moño bien alto, ponerme gafas de sol, unos tacones negros y salir a desfilar, pero a veces siento que me falta alguien a mi izquierda. Alguien que me acompañe cuando estoy sola, alguien que me comprenda, alguien que me diga: 'no pasa nada, seguro que todo mejorará', alguien que me de un buen abrazo cuando lo necesito, alguien que me complete. Y ese alguien que falta a mi lado, ese alguien eres tú.

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