Buenos días princesa.

Llevarte al cine los domingos, recorrer España en moto, tener que levantarme pronto y reparar los cuadros rotos. Un beso nuestro es un regalo, entre nosotros y privado. Me encanta decirte esta frase y es que estoy enamorado.Cada día te echo en falta, entre las sábanas y almohadas. Das razones a mi vida y sin ti ya no encuentro nada. He llorado por nosotros aunque tú no me hayas visto. Tantas lágrimas perdidas entre polvo de mi piso. Lo que Dios quiso, que no lo separe el hombre...

Las cosas van y vienen,

de aquí para allá, como una pequeña gaviota que cruza el horizonte en busca de algo para llevarse a la boca. Y que pasa con el amor? Todo lo mismo; te ve, le caes bien, le gustas, te quiere, te pone los cuernos, te rompe el corazón. Igual, nunca cambia. Si te paras a pensar, donde quedan los amores verdaderos, los amores imposibles, los amores de hoy hasta el infinito? Nada. Porque si te enamoras, no puedes con ello. Es una sensación tan insoportable que al fin y al cabo si no acabas con esa persona, ya nada tiene sentido. No sabes que hacer, la vida va pasando y te vas olvidando. Hasta que te acabas dando cuenta de que si te enamoras, lo vas a volver a hacer, porque todo lo que se va, vuelve

Ese sentimiento en el estómago.

Ese sentimiento, ese cosquilleo que estaba antes cuando me acariciabas suavemente la nuca con tus dedos, se ha cambiado por otro parecido, en el mismo sitio: ahora es una punzada que me deja muerta. Las caricias se sustituyeron por miradas, que van a parar al suelo. Las mariposas, por estacas en el estómago, como cienmil cuchillos clavándose a la vez. Qué ha pasado? Antes estábamos bien, éramos felices, lo nuestro era de verdad. Ahora toca pedir perdón, perdón a la almohada por todas las lágrimas que noche tras noche desgastan sus bellos dibujos; perdón a mi estómago, por todas las mariposas que interferían en mis hábitos de comida; perdón a mí misma, por hacerme esto, por cometer el mismo error, una vez tras otra, por creer que eras... diferente. No, no hay nadie diferente. Y si lo hay... perdona, entonces me voy a buscarlo. Pero no te preocupes, te dejo un beso, una flor, una caricia y un adiós. Es más de lo que yo podría esperar de ti, deberías saltar de alegría al ver que alguien te ofrece un trato distinto al que tú acostumbras a dar a los demás.

Esos te quiero que no volverán,

Tu forma de mirarme, tu risa, tus gestos, tu pelo. Porque se me acabaron las excusas, y ya no puedo decir: "si tu supieras", porque lo sabes, porque me conoces. Tengo tantas cosas que decirte, que no sé por dónde empezar. Y puede que si me pusiera a escribírtelas una a una, me quede en blanco, lo más seguro. Quizás sea el momento de darte las gracias por todo este tiempo que pasamos juntos, o de dártelas también por el tiempo que nos queda. Es posible que sea el momento adecuado para decirte, asegurarte, que en esta vida ya no quiero otros besos, ni otros abrazos, ni otra voz a la que hablar. No quiero otros sueños, me gusta lo que sueño. Porque mi vida empezó el día en que te conocí: tú me enseñaste a vivir.

Buenos días princesa.

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sábado, 9 de junio de 2012

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